domingo, 7 de septiembre de 2008

Creo que te volveré a echar de menos, ahora estás muy lejos...

Sonará a tópico, pero no, t eras lo que siempre yo había soñado, aquello con lo que día tras días, y noche tras noche siempre imaginaba. Nuestra historia comenzó a escribirse hace bastante tiempo, fue algo bonito, inesperado, aunque típico; típico pero diferente; diferente porque no eras como los demás, no producías el mismo efecto en mí, que los demás chicos que antes había conocido. Tu me llenabas como persona, nos complementábamos, hacías que todos los momentos fueran agradables, que los problemas dejaran de serlo y se convirtieran en tan solo anécdotas agridulces, dulces porque tu estabas ahí. Eras la última persona en la que pensaba cada noche y la primera que aparecías por las mañanas, de hecho, creo que no salías de mi cabeza ni en sueños. Me dabas fuerzas para hacer lo que no me gustaba, porque sabía que cuando terminara estarías ahí, con tu sonrisa especial, dándome la enhorabuena por mi buen trabajo.
Antes de conocernos, nuestros mundos eran parecidos, y al final acabaron siendo el mismo, un solo mundos en el que los únicos habitantes éramos los dos, tú y yo; un mundo en el que a pesar de nuestras incompatibilidades horarias, siempre sacábamos un hueco de donde fuera para poder vernos, porque aunque estuvieras de viaje, aunque estuvieras lejos, te seguía sintiendo cerca, a mi lado, porque estabas comenzando a formar parte de mi. Pero las letras doradas de es cuento, se tiñeron de gris y luego de negro, para escribir su fin.
Me hiciste daño, mucho daño, jamás había sentido tanto dolor, estaba destrozada por dentro, aunque lo intentara disimular por fuera mostrando mi mejor cara, haciendo creer a los demás que no pasaba nada. Todo lo que me había hecho sonreír y seguir adelante, desapareció de un día a otro. Tú decidiste que tu mundo no me perteneciera más, que nuestros destinos se separasen un poco, aunque al final se separaran por completo. Tú decidiste que desaparecieran los días y que el sol no volviera a salir para mi en una temporada. Pero aún así, nunca sentí rencor, nunca te odié, porque habías sido demasiado importante para mí, te tenía tanto cariño, habías sido tan especial para mi, que me fue imposible odiarte.
Y si difícil me resultaba odiarte, mas difícil me resultó olvidarte, de hecho, creo que después de tantos años, no lo logré. Lo he intentado de muchas maneras, pero no conseguí que todos aquellos besos, y todos aquellos momentos contigo desaparecieran así como así. Aparentemente habías desaparecido para mí, pero cada vez que te veía me venía abajo, te volvía recordar con claridad, no te logré olvidar…aunque quizás es que no quise, aunque si se que lo intenté.
Y ahora después de todo ese tiempo, vuelves, aunque mas lejos que nunca , y de otra manera. Ahora somos amigos, nos contamos nuestro día a día, nuestras cosas, nuestros destinos se han vuelto a cruzar. Aunque ahora todo es distinto, se que estarás ahí para lo que necesite, y de sobra sabes que estaré aquí para siempre, a pesar de todo el daño que me hiciste, y lo sabes, no me has pedido perdón, quizás la culpa o la vergüenza no te han permitido pronunciar esa palabra, aunque tus ojos si lo hicieron aquella noche de finales de primavera, y al parecer mis ojos te dieron ese perdón que tanto necesitabas para dirigirme la palabra.

Por mi parte, lo pasado, pasado está, nuestra antigua historia, se quedó en eso, una historia como todas las que comienzan y terminan al cabo del día. Solo me quedó, y solo guardo el cariño que te tuve y que te sigo teniendo…creo que te volveré a echar de menos, ahora estás muy lejos…