viernes, 26 de octubre de 2012

¿Café o té?


Justamente hoy, que estaba un poco más pensativa de la cuenta, me he acordado de este pedacito del ciberespacio, y leyendo las últimas entradas me he dado cuenta de que aunque pase el tiempo, seguimos siendo los mismos. 

Obviamente, maduramos, cambiamos cosas que nos damos cuenta de que no funcionan, pero lo esencial queda. Creo que desde que he vuelto de Londres, he visto las cosas de una manera diferente, desde otra perspectiva, porque al estar lejos me he dado cuenta de lo que me servía y tenía, de lo que no me servía y tenía, de lo que necesitaba y tenía y de lo que no necesitaba y no tenía. 

Me he ido desprendiendo, o al menos lo he intentado, de lo no necesario; y al mismo tiempo he ido haciendo una recolección de cosas y personas necesarias. Pero aun queriéndolo, hay cosas de las que no me puedo desprender, y mira que lo intento. 

Sin duda, hoy me he abierto los ojos a mi misma, viendo lo que escribí allá por mayo, cuando decidí que tenía que disfrutar al máximo de los pequeños momentos, no pensar las cosas mil millones de veces antes de decidir hacer algo y dejarme llevar. Creo que eso es una de las cosas que no he aprendido estando en mi exilio inglés; al contrario eso de pensar las cosas creo que va en aumento. 

Ayer en el un capítulo de Big Ban Theory, uno de sus protagonistas, decidió que todas las decisiones que iba a tomar, las tomarían por él, los dados. Eso estaría bien. Lo hago o no lo hago, par si, impar no. Café o té, del 1 al 3 café del 4 al 6 té. 

Lo malo es el después, lo malo son las reacciones que conlleve esa decisión. Quizás el dado elija que tienes que tomarte un café, y luego no puedas dormirte, o quizás te diga que hoy de postre bebas té, y por la noche te estés quedando dormida. 

No le temo a las decisiones, le temo al después



Os dejo también esta versión de India Martínez, que últimamente escucho mucho, y me he dado cuenta de que casualmente es la última canción que os dejé por aquí.