domingo, 17 de agosto de 2008

" Eso"

Tengo tantas cosas en la cabeza, que la noto pesada como con presión. Solo cinco horas de sueño en el cuerpo, y no puedo dormir más. No puedo dormir más porque es como si ahora mas que nunca te necesitara a mi lado, a diez centímetros de mí, y ahora más que nunca, te siento lejos, como a diez años luz.
Necesito tus caricias, necesito tu seguridad…porque con ese don de dar tranquilidad que tú posees, consigues que cuando estoy contigo, todo sea diferente, me siento a salvo del mundo real.
Ese mundo con el que estoy pelada, porque es demasiado cruel. Cuando mejor van las cosas, cuando ya tienes medio claras tus ideas, cuando has sopesado todas las opciones, todos los pros y todos los contras, cuando ya has tomado una mediodecisión, no se quién, si el mundo o el destino o quién, va y te pone otra prueba. Otra prueba que hace que todo lo hablado, oído, decidido, visto y sentido, no sirva de nada, todo se vuelve a venir a bajo, y vuelven a aparecer las largas tardes de darle vueltas a la cabeza, las interminables horas que pasan lentamente pensando en ti, y en cada momento que hemos compartido, como si visualizarlo una y otra vez me vaya a mostrar un nuevo detalle, quizás una sonrisa escondida, quizás una mirada encubierta que me diga algo, algo que no supe ver antes.
Todos esos momentos que van pasando en forma de diapositiva por mi cabeza, están acompañados de una melodía tras otra. Son canciones, que hablan de ti y de mi, como si su argumento estuviera basado en nosotros, como si contaran exactamente lo que está pasando por mi cabeza, como si contaran historias pasadas, historias de hace tiempo, cuentos hechos realidad, o historias que quizás nunca lleguen a contarse, pero siempre con nosotros dos de protagonistas principales.
En silencio y sin cruzar una palabra, solamente una mirada es suficiente para hablar entre nosotros, una mirada inteligente, entre tú y yo es más que suficiente…pero ahora no veo con claridad esa mirada, en la que antes me perdía. Ahora esa mirada la veo borrosa, como si ninguna de las dos supiera exactamente que decir, que transmitir, como si estuvieran dudando entre mar y aire, entre sal y azúcar, entre noche y día.
Pero tu para mi eres mar, porque me puedo perder en tu inmensidad; y eres aire, porque me das lo que necesito para respirar; eres sal, la sal de la vida; pero también eres azúcar, porque endulzas los buenos y los malos momentos; eres día, porque me das luz para continuar; pero eres noche, porque en ti me perdería, porque contigo me quedaría eternamente en la oscuridad, solo alumbrados por la luz de la luna llena, observando las estrellas e ilusionándonos con cada estrella fugaz que pase.
Porque creo que lo eres casi todo para mi, pero no creo que yo sea “eso” para ti.

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