lunes, 21 de julio de 2008

Punto y seguido

Era lo que siempre había soñado. Mi cuento de hadas, estaba dejando de ser un sueño, y se comenzaba a escribir con letras doradas. Allí estabas tú, tendido en mi regazo, con los primeros rayos de luz, entrando por aquella ventana que tan buenas vistas nos dejaban ver. El Mediterráneo, con su olor característico y el sonido de sus olas…esas olas que pisábamos todas las tardes al atardecer mientras dábamos paseos interminables, los dos cogidos de la mano, sin que nada se interpusiera entre nosotros. A veces nos contábamos la anécdota del día, los contratiempos con los compañeros, los chistes malos…y otras veces simplemente caminábamos, sin decir una palabra, pero a su vez diciéndonos tantas cosas.
Tú me enseñaste a volver a ver la vida con unos ojos distintos. Con los ojos de una niña pequeña con un helado recién comprado. Yo te enseñé a escuchar el silencio, a prender de él y a romperlo con tan solo una mirada. Porque ahora sabes que lo mío no eran las grandes conversaciones, que soy una chica de pocas palabras, las necesarias. Por eso empezaste a entender lo que quería decirte con tan solo mirarme a los ojos. Por que los ojos son el espejo del alma; y en ese momento tú llenabas la mía. Llenabas cada rinconcito de mí, con tus largas historias, con tus caricias, tus besos, tu sonrisa y tus miradas.
Recuerdo que si algún día despertaba sin ti, me sentía vacía, sola, como si me faltara algo; y ese algo eras tú. Era como si nos complementáramos, como si lo que a mi me faltara, a ti te sobraba y viceversa. Como si el mundo estuviera hecho para los dos.
Sabíamos disfrutar de las pequeñas cosas, de una noche sentados juntos, viendo a la gente pasar; de una película que contaba nuestra historia; o de aquella canción que nos recordaba nuestro primer beso. Por nada hubiera cambiado el estar junto a ti, por nada hubiera cambiado tu mirada, porque me perdía en ella, me sentía mejor, teniéndote cerquita. Porque tu sabías hacer de los peores momentos, momentos inolvidables, que siempre tendré guardados. Porque tú me hacías viajar a las nubes, donde pasábamos los mejores días. Hasta que decidiste que el cuento llegó a su final, que ya no hubiera mas paseos al atardecer, que ya no despertará contigo al lado, que bajara de las nubes, porque tu te querías marchar.

Y de esa historia, solo queda eso, una historia. De la que siempre recordaré los buenos momentos y borraré lo que dolía. Porque se que tu y yo siempre estaremos unidos, que nuestros caminos nunca se separaran mucho, que en el cuento no se escribió un punto y final…porque se, que tú volverás.


Gracias a Javi y sus paseos al atardecer,
que me hicieron recordarte

No hay comentarios: